Llega un momento en que los padres deben descubrir el misterio de cómo llegan los juguetes a su casa
Las navidades son unas fechas de gran alegría… sobre todo para los pequeños de la casa. Con gran ilusión se esmeran en poner la estrella en lo alto del árbol de Navidad, en colocar las figuras del Belén, en tocar la pandereta y cantar villancicos en la función del colegio y, como no, en escribir la carta a Reyes Magos.
Después de la emoción de ver la cabalgata de Reyes, sus carrozas, recoger caramelos… en casa entran las prisas por poner unos duces para los Reyes Magos, comida para los camellos y colocar los zapatos para que dejen allí los regalos.
Aunque es una época de gran disfrute también para los padres, al ver y compartir la emoción de sus pequeños, siempre llega un día en que todo cambia. Papá, mamá, ¿quiénes son los Reyes Magos?, ¿de verdad que vienen de Oriente?, ¿cómo pueden llevar en una sola noche juguetes a todos los niños del mundo?
El secreto de los Reyes Magos se descubre antes o después, pero… ¿qué hacemos ante las preguntas curiosas de los niños?
Según Ana Roa, psicopedagoga, no es aconsejable desvelar a los niños este secreto mientras se encuentran en una etapa evolutiva temprana y no pueden entender todo lo que rodea a «este misterio». Más allá de los regalos, los Reyes Magos representan una tradición cultural o religiosa llena de emociones, magia e ilusiones. Sin embargo, cuando la información sea demandada muy insistentemente, recomienda contar lo que sabemos con mucho tacto, y de manera que el niño entienda las explicaciones.
El mejor momento para hablar depende de cada caso. «A veces suelen preguntarlo como consecuencia de comentarios que han escuchado a sus compañeros del colegio o quizá porque se plantean escenas que no tienen cabida en la realidad… “¿cómo van a pasar los camellos por la ventana?”. Sobre los seis, siete u ocho años empiezan a estar preparados para comprender que los Reyes Magos son “reales”; pero debemos ser flexibles, en esta etapa comienza a desarrollarse el pensamiento abstracto y dependerá de cada niño en particular. Entre los 8 y los 11 años es la franja más habitual para descubrirlo».
El aterrizaje real debe ser suave, respetuoso con la tradición y estar acompañado de complicidad entre los padres y los hijos en todo momento. Ana Roa considera que una buena opción es decirles ¿quieres que te cuente una historia que explica este secreto?, mis padres me la contaron a mí y ahora quiero contártela yo a ti…».
Publicado: 04 Enero, 2014