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“La clase política ecuatoriana es muy irresponsable”

Según explica el embajador ecuatoriano ante la ONU, Hernán Pérez Loose

El embajador ecuatoriano ante la ONU, Hernán Pérez Loose.

Arturo Castillo | New York Hispano | Colaborador

El embajador ecuatoriano Hernán Pérez Loose es inusualmente accesible, considerando su agitada agenda como representante plenipotenciario y extraordinario de Ecuador ante la ONU.

Embajador, un saludo y su semblanza para la comunidad ecuatoriana en Nueva York…

Un abrazo fraternal a todos los ecuatorianos que viven aquí, en esta tierra. Les deseo mucho éxito y, sobre todo, que tengan buena salud.

Yo no soy un diplomático de carrera. Yo he hecho mi vida profesional básicamente como abogado. Estudié en Estados Unidos; tomé cursos de posgrados. Nueva York no es una ciudad ajena para mí. Curse un año en la Universidad de Columbia, y otro en la Universidad de Nueva York, en NYU, donde obtuve una maestría en Derecho Comparado, una vez que había terminado mis estudios en la Universidad Católica de Guayaquil. En 1980, trabajé para el gobierno de Jaime Roldós, asesorando al ministro de Educación, y después como asesor de la Procuraduría General del Estado. Luego, regresé a Estados Unidos para seguir estudiando. De vuelta a Ecuador, volví a colaborar con el gobierno de Osvaldo Hurtado. Trabajé en la presidencia como asesor jurídico. Una vez más, a Estados Unidos (yo era de aquellos estudiantes eternos) para estudiar en Harvard, donde obtuve una maestría en derecho, y luego un doctorado.

He estado involucrado en la vida pública del país; fui miembro de la Asamblea Constitucional del año 98. Trabajé en el proceso de paz con el Perú. Mi vida se ha desenvuelto en la academia, la abogacía, el periodismo; hasta hace poco fui columnista de Diario El Universo.

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Cuéntenos acerca de su designación por el presidente Guillermo Lasso.

Debido a mi cercanía con el presidente Lasso, me llamó hace un año para contarme que probablemente el Ecuador iba a ser designado miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, y que quería saber mi disponibilidad para aceptar ese cargo. ¡Imagínese, un cargo difícil de decir que no! Así que arribé a New York el 24 de diciembre del 2022, en plena tormenta invernal.

Usted está cumpliendo una importante función en la ONU, pero también debe estar preocupado por la coyuntura política del país. La democracia está en riesgo estos días. ¿A qué cree usted que obedece esa situación?

Hay diferentes factores, el económico es, quizás, el más preponderante. En un país donde hay tanta pobreza, tanta desigualdad social, es difícil que prospere la democracia. Esta observación no es nueva, no es mía tampoco. Pero quizás el problema más fundamental es la forma cómo se practica la política en el Ecuador. Las élites ecuatorianas que no toman en serio la democracia; juegan el proceso político con una visión de corto plazo, no hay una lealtad al principio democrático. Vivimos hundidos en una permanente inestabilidad; es casi como un juego de póquer. Nos vemos la necesidad de llegar a consensos, de ir construyendo convergencias para sacar al país adelante.

La ingobernabilidad parece ser el problema recurrente del Ecuador. ¿Es la idiosincrasia ecuatoriana el mal de fondo?

Sí, hay un problema en el ADN del Ecuador, porque prácticamente buscamos una actitud de beligerancia permanente, de chantaje, de jugar a las próximas elecciones. Cabe recordar la frase de Abraham Lincoln, que decía que el verdadero estadista se preocupa por las próximas generaciones, y no por las próximas elecciones. No hay una vocación de pensar en el país de largo plazo.

Sin embargo, en medio de todo, se han logrado cosas importantes, como el acuerdo limítrofe con el Perú, la dolarización, cambios emblemáticos, como la alcaldía de Guayaquil (que ojalá no caiga nuevamente en manos del desastre), la modernización y efectividad del SRI (Servicio de Rentas Internas).

Lamentablemente, son casos aislados, en los que el país ha demostrado cierta madurez. En general seguimos con una clase política muy pobre, muy mal formada, muy mal educada; muy irresponsable.

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A propósito de seguridad y su representación en la ONU. EL Ecuador está actualmente asediado por los carteles del narcotráficola narcoguerrilla, mafias extranjeras.

Así es, estamos asediados. El Ecuador se ha convertido en una especie de campo de batalla, que enfrenta a carteles de la droga de México y la mafia albanesa, básicamente. El país es el escenario de la violencia entre estas dos grandes organizaciones criminales. Ecuador no estaba preparado, y tampoco es fácil enfrentar a esos carteles; países más desarrollados, no han logrado eliminarlos.

El sistema de seguridad que teníamos ha resultado ser muy rudimentario, muy permeable. Habíamos tenido aislados actos de violencia política, delincuencia callejera, ocasionales crímenes atroces,  pero la inseguridad actual es producto de la disputa de poder entre esas mafias.

De otra parte, en la ONU, básicamente, se ven temas multilaterales; la ONU no está diseñada para atender asuntos desde el punto de vista bilateral.

Esa es mi tarea dentro del Consejo de Seguridad. Su agenda es muy complicada, pues tiene que atender lugares en el mundo donde hay situaciones de inseguridad y violencia, que han rebasado las posibilidades de solución por los propios países afectados.

Sin embargo, cuando los temas de seguridad de un país comprometen la estabilidad de la región entera, la ONU está llamada a debatir la situación y a buscar soluciones. Lo ha hecho sobre la violencia en México y Colombia.

Obviamente, eso no quita que se puedan abordar problemas de inseguridad colectiva, y esto es lo que nos está preocupando en la misión. Considerando que en diciembre de este año al Ecuador le toca presidir el Consejo de Seguridad, uno de los temas que vamos a poner sobre la mesa es el impacto que tienen actores no estatales en la desestabilización de los países; nos estamos refiriendo a mercenarios, terroristas, carteles de droga, crimen organizado, etc., todo lo cual está socavando la paz y la seguridad en el mundo.

En ese contexto, obviamente, el caso ecuatoriano es emblemático, pues parecería ser que el problema se va a ir complicando. No tenemos el conflicto de la insurgencia ideológico-militar de las guerrillas y la violencia extrema de los carteles de la droga que vivió Colombia, que también ocurrió en el Perú, pero esto no significa que se deban tomar medidas desde ahora en el Pleno de la ONU.

Concretamente, aprovecharemos que estamos en esta posición especial para ver cómo podemos lograr algún tipo de relación bilateral, ver la manera de proponer ayuda logística de preparación para enfrentar un problema que creemos podría escalar peligrosamente, como ocurrió con Colombia y México.

Referente a su cargo, aquello de ‘extraordinario y plenipotenciario’ debe sonar lejano e intimidante para el ecuatoriano común. ¿Cómo se traduce ese membrete en lo práctico y cotidiano de su trabajo?

Le confieso que yo también me sentí un poco intimidado cuando el presidente Guillermo Lasso me propuse aceptar el cargo. Es una representación de gran responsabilidad, histórica, diplomática. Trabajamos prácticamente todos los días; el Consejo sesiona mañana y tarde. Es de una dinámica muy intensa, muy conflictiva a veces. Se revisan temas de gran relevancia en los conflictos internacionales, especialmente una zona tan afectada por la violencia como es el África. Yo estuve visitando el África, en marzo, junto con otros miembros del Consejo de seguridad, para constatar, in situ, los avances y problemas que tiene Naciones Unidas en la República Democrática del Congo. Viajé a Nairobi a dirigir un taller sobre la proliferación de armas de destrucción masiva. En todo ello está la voz del Ecuador.

Usted dice que el pedido del presidente Guillermo Lasso era imposible de rechazar. ¿En qué radicó la imposibilidad de decir que no, considerando que usted tenía una vida profesional y personal consolidada y tranquila?

(Riendo) A veces le digo: “me la debes, y me la vas a pagar algún día”. Porque la verdad es que ha sido un cambio radical en mi vida; debo reconocer que no es sencillo; el Consejo de Seguridad es una de las actividades más absorbentes. Todo esto es totalmente diferente a lo que venía yo haciendo.

Y usted que pensaba que el presidente era su amigo…

(Risas) Recuerdo la anécdota aquella cuando el presidente Ronald Reagan fue a visitar a Atlanta al expresidente Jimmy Carter, para la inauguración de su biblioteca, del Centro Carter. Él había perdido la reelección, y había preocupación por su futuro; tenía 60 y algo de años. Reagan, con quien Carter no simpatizaba, dio un discurso, y al final le dijo: “recuerde, presidente Carter, que la vida comienza a los 70”. Yo tengo 69…

Algunos de sus detractores piensan: “qué rico, se va a la Gran Manzana, con todo pagado; se va a dar la gran vida”. Pero según usted cuenta, su cargo no parece ser un boleto a la felicidad.

Efectivamente, lo primero es la responsabilidad. Estamos llevando aquí la imagen del Ecuador, el nombre del país, cuyo paso por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas debe quedar marcado; sentados nuestros principios de política internacional, el respeto al Derecho internacional, la política de no agresión; la defensa de los derechos humanos. Postulados que han sido característicos del Ecuador, no solamente del presidente Guillermo Lasso, sino en general del país como estado democrático.

Publicado el 11 de Mayo 2023

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