
Poco faltó para que el hincha que se hacía un ovillo de puro nervio ante cada ataque brasileño, después le levantara un altar y le prendiera varias velas. Gallese se llama Pedro y fue santo ante el ‘Scratch’ regalando una actuación formidable. El pentacampeón del mundo chocó en Boston con esa muralla de ébano y entonces no le quedó sino hacer maletas para regresar a casa apenas en la fase de grupos como nunca antes le había pasado.
Pero Pedro Gallese a los 25 años, sigue siendo también un hombre de fe. Se la tuvo cuando comenzó a jugar en el Real Club y convenció a ‘JJ’ Oré para llevarlo al Mundial Sub 17 de Corea del Sur en el 2007. Pese a no tapar ningún minuto en la última Copa del Mundo que ha sabido de colores e himnos peruanos –el titular era Eder Hermoza–, nunca perdió la esperanza. Siguió trabajando, con perfil bajo y alejado, felizmente, de las tentaciones que ofrece la noche y sus recovecos. Ahora se ha visto convertido en la figurita preciada, esa que todos quieren tener para llenar el álbum.