Madre peruana busca superar condición médica de su hija

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Victoria, de 4 años, ya puede caminar gracias a numerosas cirugías.

Blanca Curotto y su hija Victoria, de 4 años.
Blanca Curotto y su hija Victoria, de 4 años.

Blanca Curotto es una joven limeña de 32 años que, con mucha convicción y entereza, confiesa que su vida puede ser dividida en dos grandes partes: Antes y Después del nacimiento de su hija Victoria.

Al saber que gestaba una niña, ella y su consorte, cada cual con dos hijos varones,

sintieron que iban a tener una princesa en la familia e hicieron todos los preparativos para que dicho acontecimiento fuese grandioso en sus vidas.

Blanca se había recibido de Administradora de Empresas en la Universidad Garcilaso de la Vega, de Lima, y tenía una pequeña empresa de confección de ropa femenina, al tiempo que el padre de su hija tenía, así mismo, una pequeña empresa. Ello les permitía vivir con alguna holgura y, sobre todo, con una perspectiva muy optimista sobre su futuro familiar.

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Pero, dice ella, “el día que nació Victoria, a quien ya amaba, al verla, la enfermera me aconsejó que me despidiera pronto porque, según ella, las niñas que nacían así, apenas vivían unas pocas horas. Mi felicidad se volvió desesperación, y toda mi familia vivía un velorio. El médico dio a la situación el artero toque de fatalidad al asegurarme que mi pequeña no sería nunca capaz de caminar”.

“Yo no sabía ni podía imaginar lo que mi hija tenía, y nadie se ocupó en informarme. Lo único que sé es que nunca acepté que mi hija quedara, como me pronosticaron, amarrada a una silla de ruedas para toda la vida”.

“Y, al saber que los médicos de mi país no podrían, me propuse traerla a Estados Unidos e intentar todo lo que estuviera a mi alcance para someterla a las cirugías, terapias y rehabilitaciones que hicieran falta para acercarla la posibilidad de caminar.”

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“La condición médica de mi hija, pues no es una enfermedad sino una condición peculiar, se denomina Artrogryposis Multiplex Congénita. Significa que sus extremidades no tienen la constitución ósea ni muscular adecuadas y sólo una serie de cirugías y rehabilitaciones podría ayudarla, en alguna medida”.

“Así que, con pocos ahorros, con deudas y la incondicional colaboración del padre de mi hija, decidí buscar un contacto en este país. Un médico al que nunca olvidaré, el doctor Harold van Bosse, del NYU Langone Medical Center, estaba dispuesto a recibir a mi hija en cuanto un hospital la aceptara como su paciente. El hospital fue el Shrines For Children, de Filadelfia. En cuanto tuve estos contactos, logré que me dieran una visa para traer a mi hija, cuando ella tenía, apenas, 7 meses de edad. Mi familia pensaba que la cita, que se daría en un par de días, sólo me tomaría unas pocas semanas de estadía, pero yo sabía que no sería así porque vendrían más citas y operaciones, etc. Y así fue”.

Victoria Juárez Curotto, una niña heroica y alegre.
Victoria Juárez Curotto, una niña heroica y alegre.

En total, he venido con ella y también con el menor de mis hijos varones, por seis veces y he permanecido diferentes períodos, pero nunca quise hacerme una indocumentada. Mi hija, hoy, camina y corretea con ciertas ayudas. Es una niña feliz y muy paciente ante las vicisitudes de sus tratamientos. Ella sabe todo lo que le toca, y no se amilana. Su gran fortaleza de ánimo me da toda la energía que necesito para seguir hacia nuestra meta. El padre de ella dio todo lo que pudo hasta quedar en la bancarrota, en Lima. Hoy, ya no estamos juntos, pero mi hija nos ama a ambos y ambos la amamos a ella.”

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Si alguien quiere ofrecer alguna colaboración y, al mismo tiempo, recibir más información sobre este caso, puede visitar: www.gofundme.com/victoriajuarez

 

 

Carlos Mavila/Especial para Westchester Hispano
Publicado el 26 Septiembre 2015

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