Sus hijos atribuyen su longevidad a una gran vida en su niñez, a su tranquilidad y el amor de su familia

Enriqueta Colmenares cumplió recientemente 105 años y su secreto de pasar el siglo de vida es atribuido a la niñez maravillosa que tuvo, ya que vivió con su madrina, que fue la hija de la acaudalada Familia Asturias, en Guatemala, según ha informado Olga Gálvez, la hija que actualmente cuida a Doña Enriqueta.
Colmenares, originaria de Guatemala, nació el 14 de julio de 1915, un año antes del inicio de la I Guerra Mundial. Vivió con su madrina, en una finca ubicada en el Municipio de San José Pinula, a 20 kilómetros del lado este de la ciudad de Guatemala.
Doña Enriqueta, a pedido de su madre quien trabajaba en la finca para los Asturias, fue bautizada por una de las hijas de esta familia rica. Fue así como la guatemalteca pasa a tener una vida privilegiada, con la mejor alimentación, la mejor educación, y tratada como si fuera una hija de la familia.

“Le dieron una hermosa vida, saludable, bonita y tuvo todos sus sacramentos”, explica su hija Olga Gálvez, de 71 años. “Mi abuela, murió a los 40 años, muy joven, y desde entonces mi madre Enriqueta pasa a cargo de su madrina y recibe los mejores cuidados como si fuera una hija de los Asturias”.
La historia de Doña Enriqueta en Nueva York comienza cuando llega a reunirse con su hijo que había emigrado en busca de un mejor futuro. El hijo mayor Carlos Humberto Colmenares, llegó a Nueva York en 1969, se hizo residente y luego ciudadano, y fue así como pidió a su querida madre para que venga a los Estados Unidos.
Tenía más de 50 años cuando la madre centroamericana vino a Estados Unidos. Fue su hija Olga, quien vive con ella y ahora se dedica a cuidarla en su hogar en Wappingers Falls, en el condado de Dutchess, en donde ambas residen desde hace año y medio, después de mudarse de la ciudad de Peekskill, hace año y medio. Actualmente residen en Peekskill tres de sus hijos.
Ya en Nueva York, Doña Enriqueta tuvo el privilegio de quedarse en casa con sus hijos, ya que había llegado Olga -quien fue la encargada de traerla desde Guatemala en 1973, cuando fue pedida por su hijo mayor-, y no ha tenido la necesidad de trabajar.
Estos días de vida en Nueva York, fueron diferentes a la vida que llevó a partir de los 20 años, época en que decidió salirse de la finca donde fue criada. En ese entonces la familia era muy estricta con muchas reglas que no le hacían sentirse bien. Luego pensó que había encontrado el amor de su vida en el hombre que fue el padre de sus hijos, pero que nunca se hizo cargo de ellos, generando que la madre de cinco hijos trabaje muchas horas para poder dar alimentación, ropa, educación y cuidado de salud.
“Creo que no trabajar más desde que llegó a Nueva York, fue un premio por todo lo que ella sufrió en Guatemala por sus hijos”, explica Olga Gálvez. “Mi padre le dio una vida muy dura y nunca se responsabilizó de los cinco hijos, pero ella fue luchadora y nos sacó adelante”.
De los cinco hijos, tres se graduaron en sus carreras, y los dos hermanos son buenas personas y muy trabajadoras.
Durante su trayectoria de vida durante casi 51 años en Nueva York, ha llevado una hermosa vida y sus hijos atribuyen su longevidad a la vida saludable que tuvo. No bebía bebidas alcohólicas, tabaco y todo lo que comía era natural.

Según explica Olga, maestra retirada, uno de los momentos de felicidad grandes de su madre fue “cuando yo me casé, con un hombre muy bueno, sencillo, trabajador, luchador. Tuvimos dos hijas y ahora ella adora a sus nietos y bisnietos. Ella fue la que vio a mis hijas cuando ya trabajaba”.
“Le doy gracias a Dios por dárnosla por tantos años, saludable, linda, una madre que tiene un alma tan limpia y linda”, dijo su hija Olga.
No pudimos hablar personalmente con Doña Enriqueta debido a que está en sus inicios de Alzheimer, sin embargo, cabe destacar que su profundo amor por la religión católica hace que se acuerde completamente del Padre Nuestro y el Ave María.
El plato favorito de la guatemalteca longeva es frijoles[MdCA1] suaves, huevos estrellados con salsa de tomate y tortilla. Sus hijos son: Carlos Humberto Colmenares, Guillermo Leonel Bizone, Ana María Toledo, Olga Marina Gálvez, y Margarita Monzón.
Ella come sola, es autodidacta y puede caminar. Para salir a la calle lo hace con la ayuda de su hija y una silla de ruedas.
Sala de Redacción/Westchester Hispano
Publicado el 07 de Agosto 2020