La epidermis, que es la capa más superficial de la piel, está compuesta de multitud de estratos de células que van surgiendo a la superficie según se van regenerando y muriendo.
La exfoliación sirve para eliminar esas capas más superficiales que ya han muerto y que, aunque nos sirven como barrera protectora, impiden una mayor regeneración de las células de las capas inferiores. Al exfoliar la piel y eliminar las células muertas, las capas más profundas fuerzan la regeneración celular para suplir a las que hemos eliminado.
¿Cada cuánto tiempo se exfolia la piel?
En realidad las capas muertas van cayendo y son sustituidas de forma natural, así que no hay un tiempo preciso e idóneo para determinar la frecuencia. En realidad, no hay mejor consejo que escuchar cuando nos habla nuestro cuerpo. Hay pieles muy sensibles que no resisten la exfoliación y se resienten. En ese caso es mejor dejarlo en manos de la propia inercia de la piel. Hay otras pieles, las pieles grasas por ejemplo, que son muy resistentes y tienden a ensuciarse con facilidad. Este tipo de piel no solo resiste bien la exfoliación sino que la agradece.
Las pieles secas suponen un punto intermedio entre las dos. Por lo tanto, prestar atención a la reacción de la piel durante la exfoliación y en los días posteriores, es el mejor termómetro para decidir la frecuencia. Como regla general, no se debe exfoliar la piel (ni del cuerpo ni del rostro) más de una vez al mes. Pero, como siempre, te aconsejamos que antes de seguir pautas concretas, emplees tu sentido común y tu intuición para saber qué es lo que mejor te sienta a ti en particular.
Sala de Redacción/Westchester Hispano
Publicado el 04 de Junio, 2016