Anhedonia en el Nirvana

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“Memento vívere”: rase del latín que se refiere a la alegría de disfrutar cada momento.

Por Deivis Moreno

Hay días que son más difíciles de disfrutar que otros; esos cuando llega la calamidad y la enfermedad o aquellos cuando el frío se cuela por entre las múltiples capas del vestido hasta nuestros huesos o en los que el calor nos recuerda que nuestro vestido de nacimiento sería el más confortable, aunque no sea socialmente el más aceptado, a pesar de que todos contamos con uno.

Y siento que algo parecido sucede con la felicidad, todos tenemos la opción de vestirnos de ella, ¿pero queremos hacerlo? O en su defecto, ¿sabemos cómo?.

-Aviso-

Cuando era joven escuchaba que las personas viajaban a otros rincones del mundo para encontrarse a sí mismos. Y eso siempre llamó mi atención, pues, si ya estoy conmigo, ¿por qué necesito encontrarme?

No es corta la lista de conocidos que sin importar la variedad, belleza y maravillas existentes en sus países, no conocen más que una o dos de ellas, porque explorar y viajar no está entre sus prioridades, pero a veces, versiones de la felicidad se encuentran en esos momentos ajenos a nuestra zona de confort, en el esfuerzo para alcanzarlos, en el camino, en el ajetreo de maletas y esa incertidumbre de nuevas reglas, olores, colores, sabores, edificaciones y en la certeza de que a pesar de todo, llegaremos a nuestro destino.

Y cómo no, en los incontables recuerdos de aquellas aventuras.

Travesías que pueden tener la cara de obtener un título, de formar una familia, o una mascota, de un atardecer junto al mar, de aprender un nuevo idioma o tocar un instrumento.


Cómo anuncio pre-primavera, recuerden que Westchester y New Rochelle que han sido escenario para películas y series de talla mundial, cuentan con una variedad de clubes deportivos y centros recreacionales donde puedes saltar desde trampolines, remar y patinar en hielo, hasta volar en un espacio controlado, y una larga lista de reservas naturales, costas y muelles para aquellos que aún sienten el llamado del mar.

Y el estado de New York es tan extenso que llega hasta las costas del río Niágara, el cual se puede visitar solo con 6 horas de viaje.

Se que nunca es fácil sentir como propio un país ajeno; pero al igual que en una primera cita nos hallamos con un extraño y la tarea de conocerlo o no es completamente nuestra; la invitación es a que sin importar el tiempo, la distancia o el costo, ya estamos en otro rincón del mundo y que con paciencia, casi todo está al alcance de nuestras manos y disfrutar del camino; también debería ser parte de la meta.

Publicado el 12 de Abril, 2024

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