Nunca Olviden

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Por Sammy Gómez y Deivis Moreno

Hace 23 años el mundo cambió. Manejaba a la uni a tomar un examen de Historia esa mañana. Como todas las mañanas me acompañaba Howard Stern y Robin Quivers que en esos días trabajaban para K-Rock. Recuerdo que estaban hablando del primer avión que ya había chocado contra una de las torres, pensando que era un accidente. Mientras discutían lo que pasó cuando el segundo avión chocó. Howard y Robin, con pánico en sus voces, expresaron que esto era un ataque, “Estamos bajo ataque!”

Llegué a la uni y me estacioné, no entendiendo la severidad de lo que estaba pasando. Durante el examen, noticias de lo que estaba pasando comenzaron a propagarse. Recuerdo vívidamente como un par de chicos salieron corriendo de clase porque sus padres trabajaban en las torres gemelas. Un chico gritó, ¡mi madre! Mientras corría. La clase termino temprano.

-Aviso-

En medio de la uni había un espacio verde que los estudiantes usaban como punto de congregación. Allí me encontraba con muchos estudiantes todos tratando de comunicarse con sus familias. Los teléfonos no funcionaban y en los años antes de Twitter y social media no había muchas formas de saber qué es lo que estaba pasando. Pronto nos invadieron los rumores.  Allí sentados en el pasto una amiga decía que hubo un ataque en Los Ángeles, otro decía que había escuchado que habían atacado Filadelfia.

Mi mejor amigo de secundaria iba a la misma uni. El vivía en la uni así que fui a verlo pues tenía televisión y a ese punto, francamente, estaba asustado. Juntos vimos a personas saltar de las torres y eventualmente las torres caer. Después nos avisaron que no iban a dejar entrar o salir a nadie de la uni como medida de seguridad. Me imagino que lo mismo pasó en muchos lados. Decidí salir a casa pues quería estar con mi familia. Le dije a mi amigo que venga conmigo, pero decidió quedarse.

Salí de la uni unos minutos antes que cerraran las rejas.  Usualmente el viaje de la casa a la uni era como 25 minutos, pero con el tráfico que es parte de New York, siempre terminaba siendo casi una hora.  En esos momentos no había nadie en el camino. Me parecía tan raro que las calles estuvieran tan vacías. En el camino tuve que poner gas y vi un policía estacionado en medio de la estación velando por ella.

Tuve tantas emociones esa noche y por mucho tiempo después. Me sentí triste, confundido, pero sobre todo muy molesto. Me sentí atacado y no entendí por qué al comienzo, pero después entendí que era porque New York ya era mi hogar. Que la gente que murió ese día eran hijos, padres, hermanos, primos, esposos y sobre todo, nuestra gente. Escuchar de los sacrificios de todos los que trabajaban en primeros auxilios y de toda la gente que se apoyó una a la otra me llenó de tristeza y a la misma vez de orgullo por tanta valentía y fuerza en la adversidad.

Este fue en día en que entendí que soy y siempre seré un neoyorkino.

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Publicado el 16 de Septiembre, 2024

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