Los ancianos son problemas de salud pública

El estré, depresión aumentan los riesgos de demencia en las personas de la tercera edad.
Demencia
Es un síndrome que se caracteriza por la mengua de la memoria y la capacidad de pensar, trastornos del comportamiento e incapacidad para realizar las actividades de la vida cotidiana. Afecta principalmente a los ancianos, pero no es una parte normal de la vejez.
Se calcula que en el mundo hay unos 47,5 millones de personas aquejadas de demencia. Se prevé que el número de estas personas aumentará a 75,6 millones en 2030 y a 135,5 millones en 2050; además, la mayoría vivirá en países de ingresos bajos y medianos.
La demencia lleva aparejados problemas sociales y económicos de envergadura por lo que toca a los costos de la asistencia médica, social e informal que impone. Por otra parte, las presiones físicas, emocionales y económicas pueden agobiar a las familias. Tanto las personas aquejadas de demencia como quienes las asisten necesitan apoyo sanitario, social, económico y legal.
Depresión
La depresión puede causar grandes sufrimientos y trastorna la vida cotidiana. La depresión unipolar afecta a un 7% de la población de ancianos en general y representa un 5,7% de los años vividos con una discapacidad entre las personas de 60 años de edad y mayores. En los establecimientos de atención primaria de salud la depresión no se diagnostica ni se trata como debiera. Es frecuente que los síntomas de este trastorno en los adultos se pasen por alto y no se traten porque coinciden con otros problemas que experimentan.
Los adultos mayores con depresión tienen un desempeño más deficiente en comparación con los que padecen enfermedades crónicas como las enfermedades pulmonares, la hipertensión arterial o la diabetes sacarina.
Promoción de la salud
La salud mental de los adultos mayores se puede mejorar mediante la promoción de hábitos activos y saludables. Depende en gran medida de estrategias conducentes a que los ancianos cuenten con los recursos necesarios para satisfacer sus necesidades básicas, tales como, protección y libertad; viviendas adecuadas mediante políticas apropiadas; apoyo social a las personas de edad más avanzada y a quienes cuidan de ellas; programas sanitarios y sociales dirigidos a grupos vulnerables como las personas que viven solas y las que habitan en el medio rural o las aquejadas de enfermedades mentales o somáticas; programas para prevenir y abordar el maltrato de los adultos mayores y programas de desarrollo comunitario.
Para ello es imprescindible proporcionarles una atención de salud mental eficaz a nivel comunitario. Poner de relieve la asistencia prolongada de los adultos mayores aquejados de trastornos mentales, así como dar formación, capacitación y apoyo a quienes los atienden.
Es imprescindible contar con un marco legislativo apropiado, basado en las normas internacionales sobre derechos humanos, para ofrecerles los servicios de la mejor calidad.
La OMS organizó en marzo de 2015 la Primera Conferencia Ministerial sobre la Acción Mundial contra la Demencia, fomentando la concienciación sobre los retos económicos y de salud pública que plantea este mal.
Es importante que los prestadores de asistencia y la sociedad presten atención a las necesidades especiales de los grupos de población de edad mayor:
- Capacitación de los profesionales sanitarios en la atención de los ancianos;
- Prevención y atención de las enfermedades crónicas que acompañan a la vejez, como los problemas mentales, neurales y por abuso de sustancias psicotrópicas;
- Elaboración de políticas sostenibles sobre la asistencia a largo plazo y los cuidados paliativos;
- Creación de servicios y entornos que favorezcan a las personas de edad.
Sala de Redacción/WestchesterHispano
Publicado el 11 de Agosto 2018
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. 2018.
PROHIBIDA LA REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL DE CUALQUIER MATERIAL DE ESTE PERIÓDICO SIN LA AUTORIZACIÓN EXPRESA Y ESCRITA DE LA EMPRESA EDITORA.